ODONTOPEDIATRÍA.
Autores: Soledad Barrera, Yanela Granda, Ma. Auxiliadora Ramirez
La caries dental es una problemática que se da después de la erupción dentaria, y es una de las patologías más predominantes a nivel mundial.
En la actualidad se la considera una patología ofensiva y contagiosa provocada por la afluencia de bacterias, un huésped cuya vitalidad es poco óptima y el ambiente es propicio para que ocurra este tipo de anomalías.
Todos estos componentes ayudan a la acidificación de la zona provocando degeneración de los hidratos de carbono de los alimentos que se consume, posteriormente la demolición paulatina del material mineralizado y proteico del diente.
La existencia de microorganismos idóneos para fabricar ácido necesario para descalcificar a la pieza dental, en los últimos tiempos se lo ha incluido al Streptococcus Mutans como el primario y más atroz de los microorganismos causante de la caries dental.
El Streptococcus Mutans no se encuentra presente en la boca de un recién nacido y solo puede ser observado después de que empiecen a erupcionar los dientes deciduos, una vez que haya presencia de los primeros dientes temporales empieza a darse una colonización de placa bacteriana responsable para que haya un desenlace de caries dental.
En la vida intrauterina del feto, la madre proporciona inmunidad por medio de la placenta y después del parto a través del calostro y leche materna, esto ayuda a la defensa contra el apego y colonización de caries en las piezas dentales, disminuyendo la posibilidad de algunas alteraciones bacterianas, micóticas y virales tales como gingivitis, candidiasis, gingivoestomatitis herpética.
Siendo la caries dental una patología transmisible los medios por el cual se contagian los niños es el intercambio de saliva entre la madre y el bebé, esto se da porque las bacterias cariogénicas procedentes de la saliva de la madre entran en contacto con la cavidad bucal del niño, habiendo ciclos donde es mayor el riesgo para que se suscite este acontecimiento que es entre los 6 a 24 meses y entre los 6 a 11 años del niño encajando con la aparición de la dentición.
Además se ha verificado que entre más temprano es la presencia de caries en la cavidad bucal del niño, aumenta el riesgo de prevalencia de caries a corto plazo.
Otras formas de contagio entre la madre y el niño se dan cuando ella comparte con su hijo el cepillo dental, lo besa en la boca o tantea la temperatura del biberón con su boca.
El progreso de esta enfermedad es ayudado por cualidades negativas como una alimentación abundante en azucares fermentables, mala higiene bucal, apiñamiento de los dientes, deficiencia en la secreción de saliva, absorción no nutritiva, respirar por la boca, masticación escasa por el consumo de alimentos que necesitan de poco procesamiento para ser ingeridos.
Para evitar que haya presencia de esta enfermedad en la dentición de los niños se recomienda frustrar la colonización de la placa bacteriana mediante las siguientes técnicas, la madre o el padre deben limpiar las encías del niño recién nacido ya que la presencia de restos de leche materna puede favorecer la presencia de hongos, antes y después que se asomen los dientes deciduos o temporales con una gasa o lienzo húmedo en los rebordes y fondos de surco y cuando ya exista presencia de los primeros dientes se debe limpiar con un cepillo de cerdas suaves y que tenga un tamaño apto para la edad del individuo.
Una vez que el niño ha crecido puede empezar a lavarse los dientes por si solo siempre y cuando una persona este vigilante que lo haga de manera correcta, pasando el cepillo por las tres caras de los dientes vestibular, palatina y oclusal.
Otras maneras de prevenir son la utilización de elementos que favorezcan la firmeza de la pieza dental a la acción del ácido elaborado por los microorganismos cariogénicos, tal es el caso como la utilización del flúor ya sea por vía sistémica o local.
Se recomienda la utilización tópica de barnices de flúor, adaptados a niños de 3 años, se recomienda también dar flúor en forma de gotas y comprimidos a partir del nacimiento.
De igual modo se puede emplear sellantes en las superficies oclusales de los dientes para ampararlos un poco de esta enfermedad.
Se recomienda realizarse chequeos odontológicos continuos, y los padres deben tratar de reducir el consumo de hidratos de carbono por parte de los niños.
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